ARTICULO DE LA SEMANA

 

¡ALGO INOLVIDABLE!

(Una lluvia de estrellas fugaces) Por EJ. Jiménez

Todo comenzó el trece de diciembre del año 2007, era alrededor de las cuatro empunto de la tarde, me encontraba donde un gran amigo igual de apasionado que yo por la ciencia de “los amantes de la tortícolis” la astronomía. Ya era las cuatro y quince pasadas y lo único en que me podía concentrar era en el deseo de poder ver ocultarse el sol y tras de si, correr aquel inmenso telón azul el cual escondía de tras tan hermoso espectáculo: aquel cielo negro, bóveda de una inmensa ciudadela de estrellas que estaban esperando que alzáramos nuestros ojos para darle inicio a uno de los espectáculos mas impactantes y gratis que nuestra naturaleza nos puede ofrecer: una fabulosa lluvia de “aerolitos”, lo que conocemos como meteoros o mas aun, como las famosas “estrellas fugaces”.

Mucho antes de que cualquier instrumento para observar el cielo fuera creado, el salmista David dijo:

“cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la Luna y las estrellas que Tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?

Es evidente que David era un hombre que de vez en cuando dedicaba un instante de su tiempo a contemplar el cielo. Al igual que David, en la madrugada del catorce de diciembre del año 2007 yo me hice esa misma pregunta: ¿Quiénes somos nosotros para merecer tan hermoso espectáculo en la inmensidad del cosmos? La respuesta es simple: nada. Pero eso no impidió que esa hermosa noche disfrutara las tan esperadas “geminadas”, en compañía de muchos, que al igual que yo, esa noche querían pedir mas de un deseo -pues en la pasada lluvia de Leonidas apenas pudimos contar unos cuantos meteoros en toda la observación- pero las geminadas cumplieron todas las expectativas y defendieron la gran fama que tienen, como una de las lluvias de “estrellas” mas sobresalientes de todo el año.

Fue entonces en medio de aquel manto celeste, que se desarrollo no una observación normal, sino una observación diferente llena de mucha pero mucha música, Pues durante toda la noche escuchamos cientos de instrumentales de las series de televisión mas destacadas, desde los años 60 hasta hoy. Bandas sonoras como las de “Odisea Espacial” y “El señor de los anillos” hicieron parte del maravilloso clímax de tan hermosa lluvia; y no se quedan atrás instrumentales como el de “La Pantera Rosa” o “El llanero solitario” que como la maquina del tiempo de H.G. Wells, nos transporto a los recuerdos mas celosamente guardados por nuestra mente, recuerdos de nuestra infancia…todo esto sucedía al mismo tiempo que nuestros ojos contemplaban aquellas estrellas errantes que iban por el cielo rodando con sus colas de fuego, momento perfecto…para pedir un deseo.

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ASTRONOMÍA

LOS ASTEROIDES

Un asteroide es un cuerpo rocoso, carbonáceo o metálico más pequeño que un planeta y que orbita alrededor del Sol, en una órbita interior a la de Neptuno. Desde la Tierra tienen aspecto de estrellas, de ahí el nombre de asteroides (ἀστεροειδής en griego significa "de figura de estrella") que les fue dado por John Herschel poco después de que los primeros fueran descubiertos. Los asteroides también se llaman planetoides o planetas menores, denominaciones que son más adecuadas a lo que, en realidad, son. Estas últimas denominaciones incluyen, además, a los cuerpos de hielo, en vez de rocosos, y a aquellos cuya órbita se encuentra más allá de la de Neptuno.

La mayoría de los asteroides que se hallan en nuestro Sistema Solar, poseen órbitas semi-estables entre Marte y Júpiter, pero algunos son desviados a órbitas que cruzan las de los planetas mayores.

El 1 de enero de 1801 el astrónomo siciliano Giuseppe Piazzi, descubrió el asteroide o planeta menor, (1) Ceres, mientras trabajaba en un catálogo de estrellas. Este planeta menor fue denominado Ceres Ferdinandea en honor del entonces rey de las Dos Sicilias, Fernando I.

Al descubrimiento de Piazzi le siguieron otros parecidos pero de objetos más pequeños. Hoy estimamos que existen cerca de 2 millones de asteroides con un diámetro mayor que 1 km tan sólo en el Cinturón Principal de asteroides; sin embargo, si se suman todas sus masas, el total es el 5% de la masa de la luna.

Desde la redefinición de planeta de 2006 llevada a cabo por la Unión Astronómica Internacional, el término clásico asteroide no desaparece, pero se ve englobado dentro de los denominados cuerpos menores del Sistema Solar (excepto (1) Ceres, que se considera planeta enano), junto con los cometas, la mayoría de los objetos transneptunianos y cualquier otro sólido que orbite en torno al Sol y sea más pequeño que un planeta enano.