Primer cinturón conocido de microlunas en los anillos de Saturno

Un estrecho cinturón poblado de microlunas tan grandes como estadios de fútbol fue descubierto en el anillo más externo de Saturno. Éste se originó probablemente cuando una luna más grande fue hecha añicos por un asteroide caprichoso o un cometa hace miles de millones de años, según un estudio de la Universidad de Colorado en Boulder.
Las imágenes tomadas por una cámara a bordo de la sonda espacial Cassini de la NASA revelaron una serie de 8 estructuras en forma de hélice en un delgado cinturón del anillo más externo (el anillo "A"), indicando la presencia de las correspondientes microlunas, comenta Miodrag Sremcevic investigador asociado del CU-Boulder, autor principal del estudio publicado en el número del 25 de Octubre de Nature. Las estelas en forma de hélice realzan las delgadas áreas del cinturón donde el material del anillo ha sido perturbado por las fuerzas gravitatorias causadas por las microlunas individuales, dijo Sremcevic.
El equipo calculó que, probablemente, hay miles de microlunas con un tamaño que va desde el de un camión mediano al de estadios deportivos incrustadas en el cinturón de microlunas del anillo "A" que circunda el planeta. Con una anchura de 2000 millas (3218 kilómetros), el cinturón de microlunas ocupa la ocotogésima parte (1/80) del diámetro del sistema de anillos de Saturno, que tiene una anchura aproximada de 155000 millas (249395 kilómetros), que equivale a dos tercios de la distancia entre la Tierra y la Luna.
Voyager 2 alcanza el límite del Sistema Solar

La sonda Voyager 2 ha cruzado una importante frontera espacial llamada el borde de terminación y en unos pocos años podría ser el primer objeto hecho por humano que viaje al exterior del Sistema Solar. Las dos naves Voyager fueron lanzadas en 1.977 para recorrer el Sistema Solar Exterior. Ahora están mucho más allá de las órbitas de los planetas exteriores y dirigiéndose al espacio interestelar.
En 2.004, la más rápida de las dos naves, la Voyager 1, fue el primer objeto hecho por humanos en alcanzar el límite llamado borde de terminación. Allí el viento solar, hecho de partículas cargadas procedentes del Sol, comienza a sentir la presión del gas del medio interestelar que se encuentra fuera del Sistema Solar.
Pero los científicos perdieron la observación del momento crucial debido a que las sensibles antenas en la Tierra que son necesarias para escuchar las transmisiones de la nave, no estaban escuchándola en ese momento. Esto es debido a que las antenas tienen una alta demanda para otras misiones como Cassini y por lo tanto no pudieron escuchar a las Voyager todo el tiempo. Las Voyagers no pueden almacenar sus observaciones abordo, por lo que se pierden si no son enviadas a la Tierra en el momento en el que se obtienen.
Ahora Voyager 2 ha cruzado el mismo límite y los científicos han sido lo suficientemente afortunados como para escucharlo cuando ocurría. La nave cruzó el límite el 30 de agosto de 2.007 a una distancia de 84 Unidades Astronómicas del Sol. En comparación Plutón está a 32 UA del Sol.
La NASA aprueba la sonda GRAIL para estudiar el interior lunar

En un encuentro realizado el lunes en la American Geophysical Union, el Administrador Asociado para Ciencia, Alan Stern, anunció la selección de una nueva misión que mirará en el interior profundo de la Luna para revelar su anatomía e historia. La misión Gravity Recovery and Interior Laboratory, o GRAIL, es parte del programa Discovery de la NASA. Tendrá un coste de unos 375 millones de dólares y tiene un lanzamiento previsto para el año 2.011.
Hinode ayuda a comprender la formación del viento solar

Datos recogidos por el satélite Hinode muestran que las ondas magnéticas juegan un papel fundamental en la trayectoria del viento solar en el espacio. El viento solar es una corriente de gas eléctricamente cargado expelido por el Sol en todas direcciones a velocidades de casi un millón y medio de de kilómetros por hora. Una mejor comprensión del viento solar ayudaría a obtener unas predicciones más acertadas de las dañinas ondas de radiación antes de que alcancen a los satélites en órbita. Estos hallazgos han sido publicados en el número del 7 de Diciembre de la revista Science.